La jubilación es un cambio profundo. Emocional, físico, social y ECONÓMICO
Leí un artículo que me conmovió profundamente. José Manuel Ribera, un referente de la geriatría en España, con 84 años, habla sobre cómo tras la jubilación muchos mayores se vuelven “invisibles”. Personas que antes eran saludadas con entusiasmo, pasan a ser apenas reconocidas. Y eso, viniendo de alguien con su trayectoria académica, médica y seguramente con una jubilación económica sólida, me hizo pensar…
¿Qué pasa con quienes no tienen esa estabilidad financiera?
¿Qué ocurre con los adultos mayores que, además de enfrentar la soledad, el olvido social y la pérdida de identidad profesional, también enfrentan la angustia de no tener dinero para vivir dignamente?
La jubilación es un cambio profundo. Emocional, físico, social y ECONÓMICO.
Pero cuando no se planea bien en lo económico, ese cambio se vuelve abismal. La independencia se transforma en dependencia. El disfrute en preocupación. Y eso no debería pasar.
Tenemos que hablar más de esto. Tenemos que prepararnos mejor. La vejez no debe ser una etapa de miedo, sino la mejor. La más libre, la más luminosa, la más dorada. Pero para eso, hay que planearla con tiempo, con conciencia y con amor propio.
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